Manzanilla y Sanlúcar de Barrameda son dos conceptos ligados en el mundo vitícola, la ciudad gaditana constituye uno de los vértices del triángulo “mágico” de Jerez. Únicamente en las bodegas del entorno es posible la crianza de estos vinos tan singulares, razón por la que la Manzanilla forma una Denominación de Origen en sí misma.
En 1933, la manzanilla de Sanlúcar de Barrameda se comercializó bajo la Denominación de Origen Jerez-Xérès-Sherry. Sin embargo, en 1964 se modificó el reglamento, creándose la denominación de origen tal y como la conocemos en la actualidad, Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda, reconociéndose finalmente de forma oficial el carácter especial de la manzanilla.
Actualmente la Denominación de Origen Manzanilla – Sanlúcar de Barrameda se encuentra encuadrada geográficamente dentro de la Denominación Jerez-Xérès-Sherry y comparten, tanto la zona de producción como la tutela del mismo Consejo Regulador.
La manzanilla es un vino único, tradicional y especial, fruto de unas condiciones climatológicas exclusivas de Sanlúcar de Barrameda. Su crianza dinámica por el tradicional sistema de solera y criaderas, favorece la aparición del velo de flor, el cual cubre al vino e interactúa con él durante su envejecimiento.
La manzanilla es un vino pálido, con matices únicos, de aroma característico y ligero al paladar. Ideal para acompañar el aperitivo.
Las variedades tradicionales de manzanilla son la fina y la pasada. Dependiendo de lo prolongado de la crianza, las manzanillas originalmente finas pueden llegar a mostrar ligeras notas de oxidación a medida que la flor, tras años de crianza, va agotándose en las criaderas de más vejez: formándose entonces la manzanilla pasada.
Recientemente, la Denominación de Origen Manzanilla – Sanlúcar de Barrameda celebró su 50 aniversario en varias ciudades andaluzas.