El vino es un producto artesanal que cuenta con un proceso de elaboración en el que la naturaleza demuestra toda su sabiduría.
Cuidado de las viñas
Durante los doce meses del año, los viñedos necesitan un cuidado especial. En torno al mes de febrero, se podan las ramas de las cepas. Es necesario haber arado el suelo previamente y tenerlo en perfecto acondicionamiento. En primavera, cuando las uvas de la cepa no están maduras, se le aplican productos para evitar plagas. El procedimiento se repetirá en el mes de agosto con el mismo fin.
La vendimia
En octubre, la uva ha alcanzado su máxima madurez. Es el tiempo de la vendimia. Se procede a la recolección de la uva, separándola en distintos compartimientos en función de su variedad. Para la recogida de la misma, se utilizan canastos de mimbre. Los racimos se recogen con un utensilio denominado garillo.
Despalillado
Posteriormente, la uva se transporta hasta el lagar y se vuelca sobre la despalilladora, maquina que separa la uva del escobajo. A través de este procedimiento, se evita que el escobajo invada el posterior caldo de sabor amargo. Tras realizar esta operación, el mosto comenzará a fermentar en el lagar.
Prensado
Cuando el mosto ha reposado un tiempo considerado en el lagar, se traspasa a la prensa con el objetivo de extraer mayor cantidad de mosto.
Estancia en la bodega
Una vez prensado, el vino se lleva a la bodega y se vierte en toneles. Allí permanecerá hasta febrero o marzo, meses en los que el vino estará listo para consumirse. Asimismo, en este emplazamiento se produce la operación de separar el vino limpio de los posos depositados en el fondo de la barrica, procedentes de la fermentación. Con esto se consigue un vino limpio, claro y sin mal olor.
Embotellado y consumo
Cuando el vino está listo, se procede al embotellado en botellas de vidrio para ponerlas a disposición del consumidor. ¡El objetivo final es disfrutar del sabor del vino con una sabrosa cena!