Los cambios en el mercado del vino, la importancia actual del enoturismo y de acercar al consumidor al lugar en el que se realiza el producto final, han hecho que el concepto de bodega haya cambiado. De un lugar al que sólo accedían los trabajadores hemos pasado a obras faraónicas en las que, además de preocuparnos por las condiciones de conservación del vino, se piensa en ofrecer un mayor y mejor servicio al cliente.
Entre muchos otros servicios añadidos, la estética del edificio puede ser un factor diferencial como lo demuestran estas 3 bodegas:
Bodegas Sommos, Somontano
En el corazón de Somontano, provincia de Huesca, se encuentra la Bodega Sommos.
Un prisma de vidrio y acero perfectamente integrado en su entorno diseñado por J. Mariano Pascual, arquitecto que consiguió asemejar la construcción a una mariposa. Gran parte de la misma se encuentra construida en la tierra que oculta parte de sus 30.000 metros cuadrados debajo de los viñedos que la rodean.
Bodegas Ysios, La Rioja
La Bodega Ysios se encuentra situada en La Rioja y es conocida por su techo ondulante con el trasfondo de las montañas de la Sierra de Cantabria. Diseñada por el arquitecto Santiago Calatrava en 2001, el nombre de la citada bodega evoca el mito de la Gran diosa madre, Isis, protectora de la naturaleza, quien, según cuenta la leyenda velaba por el éxito del proceso de transformación de la uva en vino.
Hotel Marqués de Riscal Winery, de Rioja Alavesa
Desde su apertura en el año 2006, el Hotel Marqués de Riscal, obra maestra diseñada por Frank Gehry, se ha convertido en uno de los lugares más emblemáticos en lo que a arquitectura aplicada a las bodegas se refiere. Su peculiar forma, perfectamente identificable con el estilo Gehry, se ha convertido en el emblema de esta bodega y en un reclamo para turistas de todos los lugares.