El enoturismo propone una forma diferente de disfrutar del ocio, conociendo lugares especiales y con encanto en diversos medios rurales de España.
Esta novedosa apuesta sitúa al vino como protagonista indiscutible, pues la prioridad es potenciar la riqueza vitivinícola de ciertas zonas del país, aunque también se tiene muy presente al turismo gastronómico, cultural y de la salud-belleza.
Por ello, aquellos que deseen vivir esta experiencia disfrutarán de los vinos en todo su esplendor, visitarán viñedos para conocer los trabajos que se realizan en los mismos, experimentarán el pisado de la uva y comprobarán de primera mano los trabajos que realiza un viticultor. Además aprenderán todo el proceso de elaboración del vino, desde la recogida de la uva hasta su embotellamiento, una de las actividades de más tendencia en la actualidad. Del mismo modo, los visitantes tienen también la posibilidad de conocer bodegas y apreciar su arquitectura, formarse en concursos de catas y recrearse con un completo menú maridado para la ocasión.
La experiencia enoturística no concluye aquí, puesto que se puede disfrutar del vino sin beberlo, con un relajante tratamiento de vinoterapia aprovechando los poderes antioxidantes de la uva, sin duda, sus virtudes son un tesoro para el bienestar. ¿Apetecible, verdad?
El turismo enológico ofrece una forma distinta de adentrarse en el mundo del vino que a día de moda se encuentra en auge.
Uno de los mejores momentos para disfrutar de esta experiencia es el otoño ya que coincide con la vendimia y en primavera gracias a la buena climatología de España.
Ser amante del vino y el gusto por esta bebida no son requisitos indispensables para disfrutar de las actividades que se ofrecen, puesto que todas ellas tienen un hilo conductor: el gusto por lo tradicional, el descanso, el ocio y la cultura.